Institucionalización de empresas familiares

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La recomendación principal para la institucionalización de empresas familiares es comenzar con un diagnóstico claro de la situación actual.
Institucionalización de empresas familiares

La institucionalización de empresas familiares es un proceso clave para convertir un negocio centrado en el “dueño-fundador” en una organización profesional, organizada y sostenible. Este proceso más que un trámite, es una estrategia para prevenir los problemas más comunes que llevan al fracaso de estas empresas, como la falta de sucesión, los conflictos internos y la dependencia de una sola persona para tomar decisiones.

La institucionalización es el proceso de establecer órganos de gobierno necesarios y reglas claras para que la empresa funcione de manera profesional. Su objetivo principal es separar la gestión del negocio de las relaciones familiares, permitiendo que las decisiones se tomen según la responsabilidad y el rol de cada persona.

¿Cuáles son los objetivos de la institucionalización de empresas familiares?

  • Evitar conflictos internos: al establecer reglas claras sobre roles y responsabilidades, se reducen las tensiones familiares que suelen generar inestabilidad
  • Asegurar la continuidad: preparar la empresa para una sucesión ordenada garantiza su supervivencia a largo plazo
  • Mejorar la competitividad: la estandarización de procesos y la profesionalización de la gestión fortalecen la posición de la empresa en el mercado
  • Facilitar el acceso a financiamiento: las empresas institucionalizadas generan más confianza en inversionistas y bancos, lo que facilita conseguir capital para crecer e invertir

¿Cuáles son los pasos para institucionalizar una empresa familiar?

Se recomienda seguir una hoja de ruta estructurada en fases para lograr una transición ordenada:

  • Fase de Evaluación: Comienza con un diagnóstico completo para identificar los “puestos críticos” que necesitan un plan de transición. Se definen las habilidades necesarias para esos roles, evaluando tanto la situación interna de la empresa como las tendencias del mercado, para asegurarse de que el futuro líder tenga las capacidades adecuadas.
  • Fase de Desarrollo: Se seleccionan candidatos con alto potencial y se diseñan planes de desarrollo personalizados. Esto incluye mentoría por parte del fundador y asesores externos, rotación por áreas clave (finanzas, operaciones, comercial) para una visión completa del negocio y participación en programas de capacitación y liderazgo.
  • Fase de Transición: Se pone en marcha el plan. Se abordan aspectos legales y fiscales, y se comunica el cambio de liderazgo a empleados, clientes clave, bancos y proveedores. Finalmente, se establecen métricas de desempeño claras para el sucesor, permitiendo evaluar su progreso y el éxito de la transición.

La recomendación principal para la institucionalización de empresas familiares es comenzar con un diagnóstico claro de la situación actual y, lo más importante, con la disposición de la familia para comprometerse con un cambio de mentalidad. Contar con el apoyo de un asesor externo es clave para facilitar y mediar en esta delicada transición.

 

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