
La institucionalización de empresas familiares es un proceso clave para convertir un negocio centrado en el “dueño-fundador” en una organización profesional, organizada y sostenible. Este proceso más que un trámite, es una estrategia para prevenir los problemas más comunes que llevan al fracaso de estas empresas, como la falta de sucesión, los conflictos internos y la dependencia de una sola persona para tomar decisiones.
La institucionalización es el proceso de establecer órganos de gobierno necesarios y reglas claras para que la empresa funcione de manera profesional. Su objetivo principal es separar la gestión del negocio de las relaciones familiares, permitiendo que las decisiones se tomen según la responsabilidad y el rol de cada persona.
Se recomienda seguir una hoja de ruta estructurada en fases para lograr una transición ordenada:
La recomendación principal para la institucionalización de empresas familiares es comenzar con un diagnóstico claro de la situación actual y, lo más importante, con la disposición de la familia para comprometerse con un cambio de mentalidad. Contar con el apoyo de un asesor externo es clave para facilitar y mediar en esta delicada transición.